Más allá del trueque con Antofatrueke

Por Carlos Rendón

El pasado sábado 3 de diciembre en la Explanada del Estadio Calvo y Bascuñán se llevó a cabo la 6ta versión de la feria de intercambio y consumo colaborativo más importante del norte del país: Antofatrueke. Evento realizado, como siempre, por los estudiantes de la carrera de periodismo de la Universidad Católica del Norte. Una vez más, cientos de personas llegaron a trocar y ser parte de esta experiencia, que busca impulsar el diálogo y el consumo colaborativo en la ciudad.

Antes de profundizar en la última versión de la feria, no está demás comentar un poco sobre su historia. Antofatrueke surge como un proyecto de la ex-académica de la Universidad Católica del Norte, Constanza Yáñez, inspirada en el “txaf kintun”, o “intercambio afectuoso” en lengua mapuche. La feria buscaba ser un espacio de consumo colaborativo e intercambio de productos e ideas, y desde el año 2011 que se realiza bajo estos pilares centrales.

“Me pareció que hacía falta encontrarnos entre profes y estudiantes, entre la Universidad y la comunidad, entre los del norte y los del sur, encontrarnos de verdad, comunicarnos en un espacio amoroso y limpio de auspicios mineros”, comenta Constanza Yáñez respecto a los valores con los que se creó la feria, que gracias a sus logros e importantes contribuciones a la Universidad y a la comunidad recibió el premio al Mejoramiento e innovación de la docencia de pregrado 2014.

 

El intercambio, sin dinero de por medio, es el objetivo central de esta importante feria.

Desde esa primera versión, humilde en lo que cabe, realizada a interiores de la Universidad Católica del Norte, ha pasado mucho. Nuevas generaciones de alumnos encargados, nuevas locaciones y nuevas alianzas. Hoy, vemos una feria consolidada, donde “ya no es necesario estar pidiendo contribución a las organizaciones o a los medios, pues estos ya nos conocen y están dispuestos a trabajar con nosotros”, cuenta José Morales, profesor que por primera vez este año estuvo a cargo de dirigir la actividad.  Agrega, además, que “es muy diferente verlo desde afuera, como espectador, que estar acá mismo, organizando todo”.

Antofatrueke ha crecido, y se ha potenciado en todos los aspectos. Espacios más grandes, muchos más espectáculos, con artistas nuevos y consolidados, publicidad más agresiva. Una fiesta multicultural. ¿Pero a qué precio? La última versión de Antofatrueke no sólo fue la más grande de todas, sino también la que contó con mayores costos de producción, con cifras que superan los 15 millones de pesos gracias al aporte privado.

La causa de esto tiene que ver con el acuerdo que realizó Antofatrueke con la Feria de Aprendizaje 2016 de Delta UCN. Años anteriores, ambas ferias se realizaban en fechas similares, pero en locaciones completamente distintas. En esta ocasión, en cambio, optaron por una presentación en conjunto. Aunque llamarle conjunto a una feria dividida prácticamente en dos (a la izquierda los del DeLTA y a la derecha los de Antofatrueke, cada uno con sus stands, sus organizadores e incluso con sus propios animadores) quizás no sea correcto. Tampoco es correcto negar el hecho de que esta es la versión con el mayor número de shows artísticos y agrupaciones presentes.

Grupos musicales como Venuts, Quinta Bemol o banda Crupier fueron algunos de los que se presentaron la tarde del sábado, además de conjuntos musicales como  la colectividad colombiana de Antofagasta, Tobas Nueva Raíz Andina o Firewing, grupo de hip hop de la ciudad. A esto hay que sumarle la presencia de agrupaciones como Colibrí Eco Social, que ya participó en la versión pasada de la feria, o de “Ellos también son UCN”, que tuvieron su propio stand para dar charlas sobre el cuidado de mascotas y de paso recibir donaciones a través de alimentación canina.

La colectividad colombiana trajo ritmo y baile a los asistentes, que acabaron bailando junto a ellos.

De parte de DeLTA UCN, la feria contó con una exposición de los diversos cursos que el programa realizó durante el 2do semestre de 2016, lo que atrajo a un gran número de jóvenes y apoderados. “Es primera vez que realizamos la feria en conjunto y en la tarde, y estamos muy conformes con el resultado, vino mucho papá y estudiante”, precisa Ramiro Vargas, Director del Centro de Investigación y Desarrollo de Talentos, DeLTA UCN. Además, y con respecto a la alianza con Antofatrueke, agrega que “es un beneficio para todos, ya que potencia la vinculación de la Universidad Católica del Norte con la comunidad antofagastina”.

Ramiro aclara, eso sí, que hubo ciertas descoordinaciones en cuanto a la falta de comunicación y colaboración para el buen funcionamiento del evento. Esto produjo, por ejemplo, que la mitad de la feria (aquella que pertenecía a Delta) cerrara una hora y media más temprano y dejara la zona completamente vacía. José Montecinos, encargado de Relaciones Públicas del equipo de Antofatrueke, menciona al respecto que “sí, hubieron problemas con el escenario y los animadores, con los shows que tenían preparados ellos y los que teníamos nosotros”.

De todas formas, tanto el profesor a cargo como el director del programa DeLTA se mostraron dispuestos a mejorar los errores en pos de una posible séptima versión de Antofatrueke, realizada en conjunto con la Feria de Aprendizaje. La pregunta que cabe es, entonces, ¿la alianza y financiamiento a través de mineras es un aporte para la feria de intercambio y consumo colaborativo más importante de la región? ¿Es una evolución necesaria, o un paso atrás en cuanto a los valores centrales de la feria?

Sea como sea, y si hay algo claro, es que Antofatrueke sigue siendo una oportunidad única para que la comunidad antofagastina se interiorice con los valores que hace antaño eran parte trascendental de nuestra cultura. Se espera que Antofatrueke siga, crezca y evolucione con los años, pero que jamás pierda los pilares centrales de colaboración, intercambio y pensamiento crítico que la han caracterizado.

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