Ingrid Vila, antofagastina reina, feliz y plena
Por Heleni Karestinos.
Ingrid es una mujer luchadora, trabajadora y amante de su ciudad natal, tiene ojos verdosos, pelo claro y una manera directa y firme al comunicarse, no es una persona de rodeos y mira fijamente a los ojos al responder. En 1967 se corona como Miss Chile representando a la ciudad, con esa belleza e ímpetu que hacen referencia a sus raíces vascas.
“Yo participé en el concurso de Miss Chile”, comienza ella la entrevista dejándome sorprendida, ya que me había dejado estipulado que estas cosas no eran de su agrado y se consideraba un tanto tímida para las entrevistas.
Rápidamente comienzo con las preguntas a ver si logro seguirle el hilo…
¿Pero antes había salido igual candidata a reina de su colegio o no?
-Claro, yo una vez en una oportunidad estuve de candidata a reina de Hornitos, pero en el colegio donde yo estaba, me eduqué en el Santa María, las monjas supieron y me dijeron que no podía participar y me retiré y después en la época del alcalde Gajardo eligieron reina de la escoba y ahí me eligió el colegio.
¿De qué se trataba ser reina de la escoba?
-Era una campaña para la limpieza de la ciudad y nosotros salíamos a barrer toda la manzana del colegio, entonces hicieron una fiesta de la escoba, donde participaron varios colegios. Era una forma de incentivar a la gente a mantener la ciudad limpia y yo ahí no sé por qué, no quise participar, como que las monjas no me habían dado permiso para participar como candidata a reina en Hornitos y ellas me inscribieron y no participé, como que me taimé jaja. Bueno y después con los años yo estaba ya en primer año, segundo año de la universidad y hablaron conmigo para ser candidata a reina de Antofagasta, porque venía el concurso de Miss Chile entonces querían que fuera la representante de la ciudad y eso lo organizaba el Rotary Club de Antofagasta de esa época. Hablaron conmigo, yo no quise y fueron a hablar con mi papá y siguieron insistiendo.
Al final me convencieron, pero el concurso al principio era por votos del Mercurio, recortes del Mercurio, imagínate, había que comprar cualquier cantidad de diarios para juntar los votos, así que yo dije que yo participaba, pero sin hacer los votos del Mercurio. Sino que por jurado, bueno y así fue, hubo como cuatro candidatas más, se hizo una cena en el hotel Antofagasta y ahí me eligieron como representante de la ciudad y viajé a Santiago, éramos como 14 candidatas y… Así fui elegida Miss Chile. Este año cumplo 50 años desde que me eligieron porque el concurso fue en 1967.
¡Ah! Y también concursé por el centro español como en el año 65, que hicieron en octubre su fiesta del centro y seleccionaron como 4 candidatas donde me eligieron reina y fui a concursar a Santiago. La verdad que ahí yo pensé que iba a ganar y no gane na’, salí tercera.
¿Y cómo recuerda el Miss Chile? ¿Cómo fue, cómo eran las demás participantes? ¿Había una buena convivencia?
-Mira sí había buena convivencia, había una niña que venía de Copiapó, una de Temuco, había otra si no me equivoco de Viña y las otras eran de Santiago, alojamos en el Hotel Carrera, casi todas teníamos una buena convivencia. Es que los concursos en esa época eran todos más sencillos. Se hizo una comida grande en el hotel Carrera y ahí me eligieron como Miss Chile. Realmente fue un momento muy bonito, yo no sé si lo esperaba o no, pero fue igual un momento sorpresa. Fue algo muy rápido porque me eligieron un día viernes y creo que ya el martes me iba al concurso (Miss Universo), que fue en Miami Estados Unidos. Al otro día me tuve que ir a un negocio que ya ni me acuerdo si existe, me tomaron las medidas y el ultimo día me entregaron un vestido de encaje verde muy sencillo. Mi traje típico no alcanzaron a hacérmelo así que usé unos tacos negros míos, con un vestido negro mío, lo único que me regalaron fue el sombrero, el poncho y una faja y ese fue mi traje típico.
Es más, yo en Santiago tuve que ir a una jueza de menores para que me diera la autorización para salir fuera del país, mi papá no me lo podía mandar porque había una huelga, no me acuerdo si fue de LAN, no se podía, no alcanzaba a llegar el certificado de autorización para que yo viajara, entonces fui a una jueza de menores allá en Santiago y ella me autorizo para salir del país, así fue. Yo viajé al concurso con mi mamá, pero parece que en esa época la mamá no podía dar la autorización po’. Entonces me la dio la jueza de menores todo fue muy rápido como te digo, me hicieron el traje, muy sencillo pero bonito. Más trajes no llevé, era ropa mía, no es la organización de ahora. ¿Premio? no me dieron ningún premio, creo que una joya de artesanía que una señora la ofreció, me la regalaron, pero así en el concurso mismo no recibí nada, nada, nada…
¿Se guiaban por algún margen? ¿Características de la persona? ¿Si era bonita, si era inteligente? ¿Cómo lo hacían?
-Claro, se entrevistaba, y bueno en el concurso de Santiago también se entrevistó, a mi creo que me ayudó bastante la entrevista, porque también a otras personas le preguntaban más cosas, a una creo que le preguntaron la capital de Albania, ¿Quién va a saber? Ni yo hasta ahora sé.
¿Y en Miami cómo fue? ¿Conoció personas?
-El concurso de allá fue muy bonito pero a mí me faltó madurez, en el sentido de que quizás no lo gocé como debiera haberlo gozado ¿me entiendes?
Sí.
-Yo lo único que quería era volver a Antofagasta, yo estudiaba en la universidad, no me acuerdo si estaba en primero o segundo año, tuve oportunidad de haberme quedado estudiando allá, porque por un médico que se acercó en el Hotel Carrera a hablar conmigo sabía que estudiaba tecnología médica y me ofreció si me gustaría quedarme en Estados Unidos a estudiar. Entonces él se contactó con la señora, con la viuda del doctor Papanicolaou, bueno y esta señora me invito a tomar té, entonces yo fui con mi mamá y mi chaperona a tomar té a la casa de esta señora que ya era una viejita que vivía sola, porque parece que no tenía hijos y rodeada de perritos chicos no sé qué. Y… bueno, estuve allá toda una tarde con ella y me pregunto si a mí me gustaría quedarme, para hacer los contactos y así yo siguiera estudiando algo con tecnología médica. Yo la verdad le dije que quizás a futuro, pero que por ahora lo único que quería era volver. La oficina del Papanicolaou me acuerdo que la tenían tal cual como el día en que murió, no tenía nada movido, nada, nada ahí en Miami.
¿Usted qué opina de estos concursos? ¿Los encuentra relevantes, que aportan a la cultura?
-Mira más que nada aportan para presentación del país. Pero de la cultura… no sé. Por ejemplo cuando salió la Cecilia Bolocco fuimos conocidos en todo el mundo, y todavía yo creo que se acuerdan de ella, pero uno si va a concurso y se devuelve, ¿Quién se va a acordar?
¿Durante el concurso, como fue el público antofagastino con usted?
-Súper cariñoso, cuando llegué a mi casa, la cuadra estaba llena de gente y yo del balcón hacía señas jaja. Feliz, porque la gente súper cariñosa, igual cuando me fui, cuando me fueron a dejar al aeropuerto también, ¿sabes lo que pasa? Que Antofagasta es una ciudad muy especial.
¿Porque encuentra usted que es una ciudad especial?
-Ahora se ve como una ciudad de paso pero antes no, la gente se arraigaba acá en Antofagasta, bueno mis abuelos llegaron de España, se quedaron en Antofagasta, mi papás también nacieron y murieron acá, nosotras somos cinco hermanas que nos quedamos acá, la gente antes se quedaba acá, en cambio ahora, encuentro que estos últimos años la gente es de paso. Mira, el otro día yo iba por el supermercado, pasa un señor y me dice ¡ah! Tengo una cosa que mostrarle, no se vaya a enojar… no dije yo, ¿por qué? Y me pasó un diario antiguo, donde yo salía con el equipo de básquetbol de la universidad que después de muchos años habían hecho un recuerdo en el diario, un diario re viejo como de hace quince años, que lo tenía guardado para cuando me viera me lo iba a entregar. Por eso te digo que la gente de Antofagasta es especial, es una gente que vibra con esas cosas, siendo que…por ejemplo ahora nadie me conoce, pero gente antigua de mi época, o gente mayor que yo, de repente me pregunta ¿Cuál es su nombre? Ingrid Vila, ¿Usted fue reina o una hermana? Sí, una hermana le digo yo, pero es verdad, gente que es antigua. Pero de gente nueva nadie me conoce, nadie sabe y yo también bien calladita, mis hijas supieron grandes, nunca les conté jaja.
¿Qué aprendizaje saco de todo esto?
-Ser uno, la verdad es que yo siempre llevé una vida normal, esto de haber sido Miss Chile no me volvió loca, soy súper piola, me dediqué a mi trabajo, a mi familia, y dejé todo de lado, o sea después siempre te llaman para desfiles de modelo, al principio por supuesto… pero después ya no hice más, como que me retiré de todo, me duró poco tiempo, es que no me gustaba.
¿Cómo se encuentra su vida hoy, con respecto a lo que fue su juventud? ¿En qué ha cambiado?
-Mi vida está mucho más tranquila desde que estoy dedicada a la familia, yo trabajo en la mañana y en la tarde me dedico a estar con mi esposo, cuidarlo y bien…
¿Tiene algún sueño que no ha cumplido todavía?
-No, mi sueño era tener hijos, ser abuela, así que estoy feliz.
¿Esos siempre fueron sus sueños?
-Sí, esos siempre fueron mis sueños, eso es mi vida.
¿Está contenta con la persona que eligió para tener sus hijos? ¿Sigue con esta persona?
– Sí, sí, sí llevamos 44 años casados, ha sido un matrimonio feliz y tenemos tres hijos, seis nietos y dos en camino.
¿Como a qué edad se casó?
-Yo me casé a los 25 años, la gente se casaba antes y yo me casé a los 25, piensa que ahora se casan todos mayores de treinta y siempre trabajé, trabajé en el hospital primero y después nos instalamos con este laboratorio.
¿Cómo ve la belleza ahora? ¿Es algo físico o es algo que trasciende más allá? ¿Qué le quedó de ese concurso?
-¿Sabes qué? La belleza pasa, así como pasan los años y empiezan las arrugas, las enfermedades, todo, en cambio la belleza del alma te dura toda la vida.
¿Qué considera usted belleza de alma?
-Una persona buena, que se preocupe del prójimo, que tenga buenos principios, que se lo trascienda a sus hijos, que no sea una persona egoísta, que siempre esté donde pueda ayudar y donde tenga la oportunidad de hacerlo.
¿Usted encontró esa belleza en su marido?
-¿En mi marido? Sí, yo diría que sí.
¿Qué fue lo que le gustó de él?
-¿Él? porque era una persona preocupada de mí, una persona trabajadora, tranquila, era bien buen mozo también jaja. Y…eso me gustó, a mí no me gusta mucho eso de baile, de salir a bailar y esa vida que uno más joven la hacía, pero no, él siempre fue mucho más tranquilo y eso a mí me gustó harto, con él me sentía a gusto.
¿Hay algo que le hayan dicho sus hijos que la haya marcado de alguna forma?
-No sé, todavía no me lo dicen, pero yo sé que lo sienten, me doy cuenta y lo siento, que ellos siempre me han visto muy luchadora, hemos pasado periodos difíciles y yo siempre ahí adelante.
(Ahora sus ojos se vuelven brillantes y sus gestos logran plasmar la garra que siente al decir todo esto).
¿Espera algo de la vida?
-Mira, la vida me ha dado tanto, tanto, que estoy feliz y agradecida de ella, todos los días le doy gracias a Dios que tengo una familia maravillosa que ahora va a aumentar y seguramente más adelante va a seguir aumentando, entonces ya con eso ya me doy por satisfecha, feliz y pagada.
Ingrid se levanta y apurada como siempre continúa el día con sus rápidos e inquietos pasos, apresurados para subir al segundo piso del Laboratorio Clínico Luis Pasteur, su lugar de trabajo, dejando vívido el recuerdo de sus ojos verdes, directos y alegres que pueden verse en cada una de sus fotos, como una demostración de que su alma nunca envejeció.