Manual de Supervivencia Musical
Ser músico es tirarse a la selva, donde lamentablemente nos encontramos con miles de depredadores y sale a relucir la clásica “ley de la jungla”. No hay una fórmula exacta para el éxito musical, sin embargo, si se quiere intentarlo, se debe tener en consideración algunas temáticas.
El músico (al menos el emergente) siempre será víctima del estereotipo, una imagen inconscientemente asociada a la flojera, a la pereza y quién sabe qué otras atrocidades. Se desenvuelve en un ambiente de mal trato, de una “mirada en menos” y un camino que parece tener más salidas de emergencia que senderos fructíferos.
Antofagasta cuenta con poquísimos espacios para el desarrollo de la escena local musical y artística en general. Sumémosle a esto el desinterés cultural notorio de la población nortina. Ante todos estos obstáculos el músico debe perseverar, aguantar su paga con un par de cervezas, alentarse aunque hayan dos espectadores o soportar sonidistas de mal genio que sólo quieren que termine el espectáculo.
¿Se recomienda emerger desde la perla del norte? Si no se tiene otra opción, no quedará de otra, se deberá comenzar en el oficio de “tocar por mostrarse”, de “tocar para ganarse un espacio en la escena”, cosa que puede tardar años. ¿Será tan cierto que se debe emigrar para progresar? Eventualmente debería serlo, por un tema de centralismo que, lamentablemente, ha llegado a afectar el aspecto artístico y cultural a nivel local.
El movimiento santiaguino es distinto, con mis años vividos en la capital pude notar la mayor agilización de la corriente, el notorio mayor espacio, una cultura musical y de “respeto hacia el músico” mucho más acrecentada, no es la óptima, pero es mucho más valorable que la regional. Los espacios para tocar pasan por una suerte de “libre elección”, caso que no ocurre en la perla, donde el músico debe adaptarse a los espacios y oportunidad, no ellos a él.
El crecimiento del movimiento artístico en general debería aumentar en paralelo a un presunto aumento del interés cultural de la ciudad, tarea que por el momento se ve bastante lejana, pero no imposible. No podemos quedarnos al margen de la situación. El cambio inminentemente llegará a ocurrir, algún día se deberá comenzar. Instruyendo a la gente o concientizándola, cualquiera sea la manera en que podamos comenzar con este largo camino de encantar a la población con la corriente musical y artística local, que claramente, tiene mucho que ofrecer.