Black Mirror: La distopía reflejada

Por Karen Alfaro.

Política, amor, obsesiones, sociedades virtuales; presente y futuro, y la tecnología como común denominador. “Black Mirror” – la serie de televisión creada por Charlie Brooker – nos muestra de forma crítica nuestro presente y las posibles consecuencias que la supremacía tecnológica tendría en todos los ámbitos de la vida social, en un mundo donde las redes sociales y la hiper-conectividad parecen dominarlo todo. Nos restriega en la cara cómo la tecnología se ha apoderado de nosotros.

 “Black Mirror” es de esas series que merecen ser vistas. No sólo por la buena factura de cada uno de sus capítulos, también por la inteligencia con la que arma un universo sin necesidad de interconectarlos: cada capítulo funciona como un mundo propio, presentándonos realidades e historias diferentes, que nos hacen reflexionar sobre las más diversas temáticas, sin perder el sello del universo común que las une.

Pero hoy quiero hacer una mención especial a su tercera temporada, a mi juicio, la mejor lograda. Vale la pena dar una vuelta por sus seis capítulos, porque además de abordar temáticas tan diferentes como el amor, el uso de las redes sociales y la realidad virtual en los videojuegos, se aprecia un trabajo más completo en el desarrollo de las historias, que se evidencia desde el excelente montaje de episodios como Caída en picada y San Junípero, o el clima de suspenso muy bien logrado en Cállate y baila y Odio Nacional – los que catalogaría como los mejores 4 episodios de la temporada.

Escena de “Cállate y baila.”
Escena de “Caída en picada.”

Exceptuando a San Junípero, los otros tres capítulos funcionan como metáforas perfectas de lo que actualmente sucede, especialmente con las redes sociales y el poder de internet. En Caída en picada, nos enfrentamos a un mundo futurista dominado por la tiranía del “me gusta” y cómo la imagen social se vuelve el centro de las acciones humanas. Cállate y baila, el relato más crudo, tiene como eje central el peligro de exponer nuestras vidas en internet, con una vuelta de tuerca en su final que no deja a nadie indiferente. Odio Nacional, capítulo que cierra la temporada, nos enfrenta a un mundo no muy alejado de la realidad: el linchamiento virtual a través de un juego que se escapa de todo control.

San Junípero y la utopía de la eternidad es, por lejos, el episodio estéticamente más bonito. Contrasta a la perfección la gama de colores de un San Junípero en tonos cálidos – que nos remonta a lo mejor de otros tiempos- y la gama más bien minimalista del futuro, ambos escenarios donde se desarrolla la historia de amor dos mujeres que logran traspasar la barrera del tiempo. Un capítulo ameno, que rompe con las sensaciones negativas y nos conecta con nuestras emociones más íntimas, y que a mí parecer muestra el que podría ser el lado más agradable de la tecnología.

Sin caer en más spoilers, sólo me queda decir que “Black Mirror” es un excelente reflejo de la era tecnológica, un panorama recomendado para estas vacaciones, especialmente hoy que se estrena su cuarta temporada. Si aún no la ha visto, la invitación es a recostarse, abrir su computador y disfrutar del espectáculo que la pantalla negra le ofrecerá.